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3 de marzo de 2010

La romería de Santiago en Ceares.

Hoy leyendo sobre las romerías en un blog que sigo de mitología asturiana, he recordado las fiestas de Santiago en Ceares, lo que eran antes de desaparecer el antiguo barrio, pues hoy poco o nada queda de sus praos y de sus casas. De la gente que allí vivía unos se quedaron a vivir el cambio y otros se marcharon empujados por el crecimiento masivo de edificios. La fiesta era la más famosa y esperada de las romerías del lugar.

Por aquél entonces, la comisión de festejos de Ceares llegó a comprar unos carros del país para desfilar por las calles y utilizarlos como carrozas. Transportaban a personas vestidas con el traje típico asturiano, e incluso uno de ellos cargaba con una barrica de sidra para ofrecer "culinos" a los que disfrutaban del desfile. Los bueyes engalanados para la ocasión, tiraban de los carros para dirigirse del campo de la iglesia al barrio del Coto y más tarde volvían hasta la iglesia donde se iniciaba la misa. El reclamo usado para llamar la atención de la gente era todo un éxito, ya que hubo un tiempo en que la misa se llegó a celebrar fuera, en la terraza que se construyó encima del atrio, por la multitud que allí se congregaba. Cuatro hombres vestidos de asturianos eran los encargados durante la procesión de llevar al santo desde la iglesia hasta el altarin situado a las puertas del colegio Manuel Rubio y una vez acabada la misa, subía a bailar un grupo de baile al mismo atrio, para que los fieles pudieran verlos.
Después, vendría la sesión vermut en el bar merendero "Casa Chingarra",( fundado por Olvido Meana Trabanco y su marido Laureano) que tenía en su parte trasera tres niveles, en el más alto hubo en su día un refugio de la guerra, en el de en medio cerca de sus figares se jugaban a juegos como el de la llave, y en el más bajo, se encontraban las mesas y bancos de piedra donde se podía tomar sidra o comer una buena tortilla. . . esos eran otros tiempos y todo esto recuerdos.


2 comentarios:

  1. Y que pena que desaparecieran todas aquellas casinas donde "Casa Chingarra", aquel vestigio del pueblín en torno a la iglesia. Durante muchos años Ceares resistió ante el avance del asfalto, pero estaba cantado que acabaría sucumbiendo al ladrillo y el hormigón. Al menos queda la iglesia, pero poco más.
    Y el recuerdo de quienes no se avergonzaron nunca de que se llamara "Ceares" y no "Viesques".

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  2. Continuando el comentario anterior yo, como vecino de El Coto, recuerdo mucho más la fiesta del "prao del chocolatero", donde se ponían las barracas y atracciones, los coches de choque y demás maquinaria. Hoy al menos se recuperó la fiesta en un marco muy digno, Los Pericones.

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